jueves, 14 de agosto de 2008

Souvenir





Ayer, curioseando en un mueble, en casa de mi madre, tiré sin querer una figura de porcelana, que a su vez empujó a un plato que alguien, sin duda alguna con la mejor intención del mundo, trajo como souvenir de uno de esos lugares a los que se va de vacaciones. Yo no soy muy amiga de comprar estos regalitos y desde luego, cuando alguien me trae alguno, no puedo evitar soltarle: “Si no tenías que haberte molestado” mientras pienso “¿dónde narices pongo yo esto?”. Es algo parecido a lo que pasa con los obsequios de los bautizos, bodas y comuniones ¿Dónde los pones?

A lo que iba: El susodicho plato al caer, empujó a una virgen de Lourdes (esta la trajo mi madre personalmente) que a su vez, tiró otro plato, de porcelana blanca, ornamentado con detalles dorados ¡preciosos! y dos frases que decían: “He estado en Vigo y me acordé de ti” y debajo “Recuerdo de Galicia” y bien digo “decían” porque el plato se rompió, ha pasado a otra vida menos aburrida, supongo, que la de criar polvo en una estantería no menos aburrida. Y ya de paso…pues un trasto menos que haga daño a la vista. De momento, mi mamá no lo ha echado de menos. Creo que cuando la vista se vaya acostumbrando a ese hueco, curiosearé de nuevo. Más que nada para ir haciendo sitio en la estantería a otros platos y demás recuerdos de viajes que la gente se empeña en traer.

Es tiempo de vacaciones, de viajar y visitar otros lugares, otros países. Mi deseo es que te lo pases en grande, que disfrutes todo lo que puedas y que, por favor, no te acuerdes de mí a la hora de las compras. Prometo hacer yo lo mismo.