domingo, 18 de enero de 2009

43 grados

Andrés buscaba entre los contenedores de basura. Más que comida, confiaba en encontrar un buen trago que echarse al cuerpo, auque pocas esperanzas había. Era raro que alguien tirase a la basura ni siquiera un brik de vino malo. No había nada comestible, ni tampoco bebida, pero sí se encontró con una sorpresa.

–Pero bueno… ¿que tenemos aquí? ¿Qué te ha pasado preciosa? Ya veo… ¡Joder! Esa mano no tiene muy buen aspecto. Mmm esta pierna….al parecer está rota y eso tiene que doler ¿eh, cariño? Anda, ven conmigo. No tengas miedo, te llevaré a mi mansión, bajo la M-30 para curarte, en el hospital no nos harán ni caso. –siguió hablándole mientras, con mucho mimo, la recogía y se la llevaba en brazos – ¿Como te llamas, pequeña? ¿No tienes ganas de hablar? Bueno, no te preocupes, lo entiendo. Yo tampoco suelo hablar mucho. ¿Sabes? Te pareces mucho a mi mujer, eres tan guapa como ella. No te imaginas cuánto la echo de menos. –no hablaba, ni se movió siquiera y su mirada en todo momento era fría e inexpresiva –Eran buenos tiempos aquellos en los que estábamos juntos. Siempre de fiesta en fiesta, reíamos y disfrutábamos con nuestros amigos. ¡Ah! ¡Que buenas trancas pillábamos entonces! Pero se metió en medio la hija de puta que me jodió la vida. Siempre estaba presente en todas las fiestas, seduciéndome con su aroma; atrayéndome con insistencia. Llegó un momento en que controló mi cuerpo y mi mente de tal forma, que la deseaba cada vez más. Poco a poco fui cayendo en sus redes y me convertí en su esclavo. Ella fue mi maldición. Por su culpa perdí a toda mi familia, mis amigos, mi trabajo y hasta mi propia dignidad. ¿Sigues sin querer hablar, querida? Ya estamos llegando. Comparto el palacio con unos colegas. No te preocupes por ellos, son unos pintas, pero en el fondo es buena gente, aunque un poco cabrones, todo hay que decirlo.

– ¡Eh, viejo! Dónde vas con esa muñeca ¿otro trasto más para tu colección?
–Jajaja ¡que jodido! ¿No pensarás tirarte a un maniquí, verdad?
– ¡Iros al cuerno, cabrones! ¿No tenéis nada mejor que hacer? ¡Panda de maricas…! Tú no les hagas caso, linda –decía mientras la dejaba sobre un colchón sucio y maloliente y rebuscaba en un agujero escondido tras un montón de trastos – ¡Aja! ¡Ah! ¡Aquí está! Te presento a una buena amiga: Four Roses, ¡43º grados de placer! La tengo reservada para las grandes ocasiones, y esta es una buena ocasión ¿no te parece? Ella nos quitará las penas.

3 comentarios:

Mandrágora dijo...

Hola Pav
¡Lo he conseguido!¡he llegado!
Como siempre muy emotivo .Insisto, me gusta cómo escribes.

pav dijo...

¡Por fin has podido!
Muchísimas gracias. (Vas a hacer que rompa la báscula)
Un beso.

Anónimo dijo...

No me acordaba de tu blog (como no te hablas conmigo ya, no sabes algunas cosas), pero ya me he puesto al día; incluso he releído alguna entrada. Y te superas progresivamente, calan hondo tus textos. No me dejes fuera en las reformas, soy meticuloso. Un beso.